Emprendores, ¿pueden ser el remedio contra la corrupción?

“Once you start compromising your values for short-term gains, there is no turning back. Business ethics are not something you need to start worrying about when your company reaches a certain size; they need to be sewn into the fabric of your startup from the get-go. The lessons are the same for tech businesses as they are for investment banks and for third-world economies.”

~Vivek Wadhwa, Senior Research Associate at Harvard Law School 

Cuando uno observa el escenario político y empresarial en el Perú y todo lo que se ha destapado en los últimos tiempos no puede dejar de sentir una gran decepción, aunque no sorpresa.  Los escándalos de corrupción alrededor de las constructoras brasileñas solo han hecho público prácticas que se han dado y se siguen dando a todo nivel.  Así como se acusa a ex Presidentes de recibir dinero para facilitar negocios hemos visto como varios gobernadores regionales están acusados de corrupción y se encuentran en la cárcel o prófugos por haber facilitado negocios de allegados y familiares suyos en beneficio propio.  Alcaldes provinciales y distritales en todo el Perú deben ser culpables de lo mismo y habría que investigar SUNAT (aduanas e impuestos), organismos supervisores y cualquier entidad estatal que pueda dar un permiso o licencia o tenga capacidad de regulación.  Ni hablar de la Policía Nacional, el Ministerio Público o el Poder Judicial.  Llenen ustedes la lista porque estoy seguro que muchos en sus actividades empresariales se han encontrado con corrupción de funcionarios individuales o institucionalizada.    El problema es que al otro lado de cada pago hay un ciudadano o empresa pagando por estos “servicios”.

 

Hay corrupción puramente privada cuando se le paga al Jefe de compras un incentivo, cuando no pagamos correctamente nuestros impuestos, no respetamos los derechos laborales o no presentamos información financiera fidedigna a nuestros accionistas, auditores o financiadores.  No tocaremos acá la corrupción ciudadana, pero no por ello deja de ser relevante.  Todo esto me lleva a la pregunta.

 

¿Es posible hacer empresa en el Perú sin ser corrupto?

 

Empecé a escribir este artículo y cuando había terminado el primer párrafo se me ocurrió hacer una encuesta informal (no científica) entre mis amigos de FB para ver cuál era el sentimiento con respecto a esta pregunta.    Las conclusiones principales que saqué fueron las siguientes:

  1. Hay optimismo moderado en empresarios o emprendedores palpable en las respuestas positivas que obtuve.
  2. Un grupo significativo dijo que si bien era posible, era muy difícil y complicado. Como consecuencia terminaba siendo más costoso y que, por lo tanto, la acumulación de riqueza era más complicada pues se compite contra empresas y personas que si ceden ante la corrupción.
  3. Otro grupo puntualizó que si bien hay sectores donde no es necesario, hay otros, especialmente relacionados con ventas al Estado (o con mucho requerimiento de permisos) o en provincias donde la corrupción es sistémica y, por lo tanto, inevitable.
  4. Un grupo más pequeño dijo tajantemente que no y dio algunos ejemplos.
  5. Resalto también a los que mencionan la corrupción en el sector privado, que incluye pagos a funcionarios para cerrar negocios con empresas, concentración de ciertos grupos económicos que limitan la competencia y el lobby o manejo de influencias que muchas veces termina siendo una ventaja desleal.
  6. Todos coinciden que dormir mejor es la mejor consecuencia de no ceder ante la tentación de la corrupción.

La muestra es simbólica y sesgada hacia el sector formal y de personas que están en el mundo de los negocios aproximadamente hace 25 años.  Los cálculos que se hacen estiman que perdemos US$ 3 mil millones al año por esa lacra y eso subestima el verdadero valor porque no se calcula la pérdida social de eficiencia del sector privado que no tiene el incentivo de ser competitivo porque los corruptos y mercantilistas son los ganadores.

Hoy existe en el sector empresarial peruano un empuje fuerte por parte de empresarios o emprendedores jóvenes preocupados por la innovación y que a través del desarrollo de nuevos productos o modelos de negocios quieren crear valor en la economía peruana.  Ellos mismo hoy enfrentan los retos de enfrentarse a esta corrupción tanto al obtener permisos y licencias (si aspiran a ser formales) como al vender a entidades estatales o incluso a grandes empresas con corrupción interna.  Ojo que corrupción también incluye no pagar a tus empleados los beneficios que por ley les corresponde y otros atajos usuales en muchas empresas con la excusa de la viabilidad y la competencia.

Es importante que el gobierno elimine trabas y simplifique trámites para constituir una empresa y obtener permisos sea lo más simple posible, siempre y cuando ello no implique relajar estándares razonables y adecuados en términos de seguridad o medio ambiente. Como parte del esfuerzo conjunto del Estado y el sector privado también está la educación sobre la base de principios y valores de honestidad y rectitud.

Los emprendedores y nuevos ingresantes al sector privado tienen ante sí un gran reto, que pasa por tomar una gran decisión.  Seguir siendo cómplice de las prácticas corruptas tanto a nivel privado como con las distintas instancias del sector público o empezar a poner un freno al tema y cambiar para bien con el país.   No solo debemos ser honrados cuando sea fácil hacerlo, sino cuando se nos presentan problemas y dilemas éticos o que nos tientan a romper la ley.   Los jóvenes deben dar el ejemplo ahora para que las siguientes generaciones no solo reciban una educación con valores y principios, sino que también puedan ver ejemplos claros y palpables que se puede ser honrado sin engañar al gobierno, a los clientes, a los trabajados, a los proveedores y los demás “stakeholders” de una empresa.  Es decir, cuando los emprendedores nos demos cuenta que más allá de la maximización de utilidad está la creación de valor para sus clientes, los componentes de su ecosistema y su entorno.  Hay mucho camino por recorrer, a dar el primer paso.

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